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De ahí que los varones tiendan a jurar que duran mucho en la cama, como si de un corredor de maratón si tratase. Al menos, no tienes la seguridad total. Un estudio realizado por la Universidad de Northumbria, en Reino Unido, logró demostrar que el hombre, cuando baila, emite una serie de señales que ellas interpretan como que es vigoroso, sensual y por ende, bueno en la cama. Y que estas son muy importantes para la atracción femenina. Recuerda no alardear de ser el macho alfa. El premio Nobel de Medicina James Watson tiene una explicación: la grasa refuerza la generación de endorfinas y de una hormona relacionada con el deseo sexual. El que no se consuela es porque no quiere. Fumas y bebes Aunque parezca lo contrario, el tabaco atrae al sexo.

Acertar y relatar el deseo femenino ha sido una constante en su obradesde su primera novela, María la confusión, en la que dos mujeres experimentan con el placer. También en Citrón blues, Limón reggae y en La romana indómita, en la que cuenta cómo las mujeres romanas se iniciaban con un falo de piedra. Mira aquí la versión digital del festival Centroamérica Cuenta En su obra, Rossi relata explícitamente las relaciones de una mujer de sexualidad exacerbada, tal y como ha sido la de ella misma. Y cuenta también el enjuiciamiento de descubrir cómo nace esa diezmo de deseo que a veces goza intensamente, pero que otras no la deja vivir y la pone en peligro.

No ocurre lo mismo con los hombres heterosexuales: si en una fiesta un hombre besa a otro en la boca, o le magrea en el trasero —actos considerados normales dentro de la heterosexualidad femenina—, la explicación únicamente puede ser una, y es que es un homosexual reprimido. Con el objetivo de poner en tela de juicio tan categórica visión, la profesora de la Universidad de Riverside en Nueva York acaba de publicar Not Gay: Sex Between Straight White Men NYU Press , en el que defiende la flexibilidad sexual masculina y explica cómo los hombres heterosexuales buscan excusas para masturbarse en grupo, tocar mutuamente sus genitales o, directamente, intimar con otros varones… Pero en contextos que ellos no considerarían sexuales. Aman a las mujeres y a sus amigos Ese es uno de los puntos claves de la argumentación de Ward: la necesidad. Este determinismo sociobiologicista es muy pernicioso, en opinión de la autora, puesto que presenta al ser humano como un animal que no puede escapar a su programación.

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