
Luego de una reunión con una estudiante de derecho de la Universidad de Chile decidieron sumarse a la masa que se juntaba en las puertas de la facultad de Pío Nono con un paraguas que decía «Travestis mal edukadas». En el texto «Marcha por la educación shilena», que escribió sobre ese día, se puede leer la reacción de los estudiantes movilizados «»Debimos oír a los estudiantes discriminados por el modelo económico gritar insultos. Maricón feo!! Como si las relaciones sexuales del estudiantado fueran implacablemente monógamas y reproductivas. Siempre las mujeres guardaron silencio. Como si el concepto de diversidad al interior de la transformación social esperada tuviera límites, en los que no alcanzamos a caber».
Sonríe cuando habla y proyecta. Se inclina sobre la silla, fuma una ceca de porro y la describe: una casa con pileta, llena de familia contando anécdotas, riéndose. Sabe que si tiene eso, va a estar tranquila al fin. También sueña con alucinar. Dice que tiene los mismos sueños que cualquiera: ganarse el Quini y recorrer el mundo con todos sus amigos y amigas. Para la Miya, proyectar no es mero divague de fumada.
Por aquellos años, en la Plaza de la Solidaridad en la Alameda Básico de Ciudad de México, había un campamento de niños de la piso que ella conocía bien. Se subió a un coche y pidió ayuda para escaparse de casa. Esa misma noche ya estaba haciendo la piso en la Avenida de Insurgentes. Tenía nueve años.