
Aquí recogemos una serie de hipótesis que han intentado explicar por qué a tantos hombres les gusta mirar a sus parejas haciendo el amor con otro. Una nueva forma de humillación Si ser un cornudo es una forma de sadomasoquismo, debemos entender que el placer se obtiene de ser humillado. Para estos hombres, garantizar a su esposa la libertad de expresar con otros varones su sexualidad es una fuente de excitación Hay quien incluso considera que esta atracción puede estar originada en el miedo de los hombres a que sus mujeres les engañen, y que puede llegar a ser una manera de prepararse psicológicamente para dicha situación, como ocurre con el columnista Don Savage. Sin embargo, como afirma el mismo reportaje, el hecho de que estos aficionados no suelan sentir atracción por otras formas de sadomasoquismo sugiere que esta interpretación puede estar desencaminada.
No sabe, la odiaré por el remanente de la cielo y desearé que se le caiga un bocado de cabo. Como macho. Me molesta abundante la exagerada agrado. Se quejan. Que no sabemos qué actuar con su clítoris, empero nosotros todavía tenemos zonas erógenas repartidas por el cuerpo ojete, pezones, testículos Detesto todavía que presupongan. Ni me gusta. Que fuercen la lascivia, termina.