
A este órgano se le asocian mitologías de todo tipo: las informadas, las desinformadas, las graciosas, las obscenas, las sucias o las morbosas. Algunas como las de Luisito linkque admite que no se limpia el trasero porque eso lo convierte en gay, hasta los mitos urbanos que hablan del hombre que terminó en el hospital por masturbarse el culo con una botella de Coca Cola. De la misma manera que no podemos controlar las sensaciones y reacciones del pene, tampoco del ano, y para penetrarlo tenemos que estar en un estado mental que lo permita. El problema surge pues, cuando en el imaginario colectivo de los hombres se cree que la estimulación anal nos hace femeninos, sumisos u homosexuales, y, por lo tanto, menos. El recibir placer anal no te hace hombre o mujer, ni heterosexual ni homosexual, es una parte de tu cuerpo y si estas seguro de tu identidad puedes reconocer que el placer anal no influye en ésta. Deshacernos de estas ridículas ideas nos invita a poder disfrutar de una parte de nuestro cuerpo que es natural, placentera y que requiere cuidado.
Levante simple hecho hace toda la divergencia, aumenta el morbo y el ambición, por eso el primer paso para hacerle un buen sexo oral a un hombre es obtener placer con la idea, disfrutar del acto y darle un poco de morbo a la situación. Comienza por besarlo, acontecer por su pecho, con tu jeta y manos y cuando llegues a la entrepierna bésala y acaríciala con las manos y la lengua. Comienza por lamerla suavemente con tu cabo sujetando el pene por la abecé. Después de lamer el glande con mucho deseo, puedes acariciar suavemente sus testículos. Siempre debes sujetar el nabo por la base, entonces una tiempo que hayas estimulado el glande puedes pasar al resto del pene.
Lenta, empero inevitablemente, la epatante realidad comienza. La esposa que. Ya no se arregla y no viste un gala aparte en cada encuentro, de alguna forma parece aparte atractiva. La ánimo. De ella ha alterado para dolencia.